
En los próximos días, Microsoft revelará cuál
será el nombre de su último sistema operativo. El proyecto es conocido como
Umbral dentro de la propia compañía y como Windows 9 fuera de ella,
pero es muy posible a que tenga un nombre completamente nuevo o simplemente se
llame Windows, al menos es como lo han indicado los analistas.
Este cambio de denominación refleja la nueva dirección y
estilo que está tomando Microsoft, donde se están apartando de su casi obsesiva
fijación por Windows y los ordenadores. Ahora con un énfasis mucho más relajado
se busca vender servicios en todos los dispositivos, tal como ha dejado claro
Satya Nadella desde un principio.
El cambio representa un deseo de acabar con ese mal sabor de
boca dejado por Windows 8 en un intento bastante ambicioso de hacer un completo
rediseño dirigido a los usuarios de tablets que acabó por confundir al mercado
que utiliza normalmente ordenadores personales o portátiles.